Estación internacional de Canfranc
Estación internacional de Canfranc
Es una majestuosa obra enclavada entre montañas a escasos metros de la frontera con Francia. En el momento de su inauguración en 1928, la estación era la segunda más grande de Europa.
La inmensidad del edificio es comprable a la cantidad de historias y misterios que guardan sus paredes, ya que esta estación vio pasar por sus andenes, durante la Segunda Guerra Mundial, toneladas de oro expoliado en Europa, wolframio destinado a la maquinaria de guerra nazi y refugiados judíos, espías aliados y miembros de la Gestapo.